DIVULGACIÓN

Gastronomía sostenible

 

Post publicado en Facebook el 19 de abril de 2020

 Estas semanas de confinamiento hemos tenido ocasión de compartir la preocupación por los efectos que puede tener la COVID-19 sobre el sector de la gastronomía, pero también hemos reflexionado sobre las ventanas de oportunidad que puede ofrecer una crisis como ésta. Quizás, ahora más que nunca, es el momento de reivindicar una alternativa gastronómica sostenible y de proximidad. Tanto en nuestro -el D*na-Fòrum ‘Cuinant una terra, llaurant un futur’ [Cocinando una tierra, labrando el futuro] del pasado noviembre al CdT de Denia, es un buen ejemplo-, como en el ámbito nacional e internacional, este planteamiento ya cuenta con un importante recorrido, pero conviene recordar sus fortalezas y en qué medida puede ayudar a corregir algunos de los factores que han estado detrás de la pandemia. En un comunicado del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de 8 de agosto de 2019 (https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/2019/08 /2019-PRESS-IPCC-50th-IPCC-Session_es.pdf) se indicaba la necesidad de replantear nuestro sistema de producción de alimentos y nuestros hábitos alimenticios, volviendo a una dieta más vegetal y una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. La gastronomía incluye el tratamiento culinario y la forma de ingerir los alimentos, además de sus características y cómo han sido obtenidos y/o procesados. Como nos recuerdan los expertos de Naciones Unidas, la gastronomía sostenible es clave para alcanzar las metas de la Agenda 2030, y más concretamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2, el correspondiente a «Hambre cero» y el 12, referido a «producción y consumo responsables», ya que promueve «el desarrollo agrícola, la seguridad alimentaria, la nutrición, la producción sostenible de alimentos y la conservación de la biodiversidad». La máxima del desarrollo sostenible de pensar en global, pero actuar localmente, adquiere una relevancia especial en el ámbito de la gastronomía. Se acercan tiempos complicados y uno de los sectores que se pueden ver más afectados es el del turismo gastronómico, de tanta importancia para economías como la valenciana. Francesc Colomer, nuestro Secretario Autonómico de Turismo, ha insistido estos días en la importancia de cuidar la locomotora que representa la actividad turística. Tal vez podemos pensar también en cambiar algunas piezas y hacerla más competitiva. El territorio valenciano representa un espacio con identidad y tradición culinaria y gastronómica, con diversidad de recursos y productos y con un reconocido potencial en el ámbito de la gastronomía y el turismo gastronómico. Sobre estas bases, la oferta gastronómica en todos los ámbitos, incluido el doméstico, debería apostar decididamente por modelos basados en la compra local, la producción ecológica, los alimentos de temporada, el contacto directo y los pagos justos a los productores. Se trata de alternativas que además de conseguir destacados resultados gastronómicos, se sitúan en los parámetros de la economía ética, al generar un desarrollo territorial integrado y de bienestar local, mediante la dignificación de la producción y la elaboración de alimentos de calidad en consonancia con ecosistemas locales ecológicamente adaptados. La demanda del producto local puede ayudar a consolidar la territorialización de buena parte de la cadena alimentaria y avanzar en el objetivo de recuperar una soberanía que puede resultar clave para afrontar el cambio de modelo que representa la globalización. Estos días de confinamiento podemos empezar por recuperar muchos de nuestros platos tradicionales, ejemplos paradigmáticos de esa cocina y gastronomía que acabamos de reivindicar. ¡Animaros¡

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